Monday, October 30, 2006

Algo sobre Rufino Tamayo (pintor mexicano)




Mis influencias, tanto en dibujo y pensamiento.aqui un pintor llamado Rufino Tamayo, copie unas frases de él que me encantaron.Algo de Rufino Tamayo (pintor mexicano)

-Yo siento una alegría muy grande al pintar. Gozo con los colores y los tonos que de ellos obtengo.

-Hay que educar al ojo, pues en general las personas ven, pero no miran. Dicen “eso es rojo” pero no se dan cuenta de que dentro de ese rojo hay distintos matices. Trabajo con pocos colores y de ellos tengo todos los tonos.

-Con las rayas consigo que el cuadro no sea aburrido. Unas veces conviene llenar el espacio y otras
dejarlo vacío. Si pongo una figura en el centro tengo que usar en los lados color y diseño para que nada se caiga.

-El movimiento es importante en la pintura. El dibujo, el tamaño de las figuras y el peso de los colores logran ritmo. Así, el ojo puede recorrer todo el cuadro sin parar.

-Me da cierta alegría lo geométrico, pero lo geométrico presenta al hombre incompleto. El orden debe estar presente, pero también el desorden.

-El tema es un pretexto lo importante es tener la libertad para hacer pintura. Mi tema siempre ha sido la figura humana.

-Procuro ir más y más hacia lo esencial y decir lo que quiero con menos y menos elementos. Elimino detalles, por ejemplo los ojos cuando me sobran.

-El oficio del pintor es como del artesano. Para ser pintor hay que pintar. Hay que trabajar el arte de modo regular, ocho horas al día.. No creo en la inspiración.

-El contacto con el arte prehispánico y con las artes populares me abrió un mundo. De inmediato descubrí que la fuente de mi trabajo estaba ahí, en mi tradición.

-Pienso en el Ser Humano enfrentándose no a su mundo sino al infinito. EL infinito para muchos artistas parece estar dentro de ellos mismos

-No se puede hacer pintura original sin conocer a los grandes maestros. Hay que viajar, explorar, descubrir,,, y volver a mirar.

-En cierta forma toda mi obra habla del amor. Yo contemplo la tierra y el espacio; observo, pinto y siento que va surgiendo en mi un gran amor.

-Para mi el mundo, mi mundo, es y ha sido únicamente la pintura. Lamento que el tiempo sea tan corto, se va y no alcanza para hacer las cosas. A mi no me ha alcanzado. Los problemas de la pintura son tantos que noventa años no son suficientes para lograr cuanto uno quisiera. Jamás me retirare. Es mas, yo creo que moriré pintando.

Y efectivamente, así fue. Tamayo pinto durante toda su vida. Aunque su padre fue zapatero y su madre costurera, a el nunca le gustaron ni las suelas ni los ojales; el tenia las manos llenas de colores. Pero...¿cómo fue la vida de este pintor que tocaba la guitarra, bailaba con gracia y ritmo y adoraba a los perros? Había nacido en la callecita de Cocijopi en la ciudad de Oaxaca. Fue acólito y dirigió un coro y una orquesta infantil a los ocho años. Le encantaban los dulces y los helados pero su sabor se amargo cuando quedo huérfano. La tía Amalia se lo llevo a la capital a trabajar. Ahí, paso horas y horas entre torres de piñas, pirámides de sandias, montones de naranjas y huacales de plátanos. No cumplió con el encargo familiar, en lugar de dedicarse a vender la fruta lo tomo como el tema central de sus cuadros. Al crecer, se convirtió en un hombre alto, moreno y huraño. Sus amigos decían que algunas veces era explosivo como un volcán y otras silencioso como un llano. Era un hombre de boca grande y pocas palabras. Sus maestros de pintura lo consideraron mal estudiante. Así que no fue sentado en una banca ni copiando modelos a la perfección como aprendió el arte del color. Rufino prefirió “salirse de la rayita” y escaparse al campo para mirar y mirar la naturales, o a los museos para mirar y mirar la obra de los grandes pintores. Su vida tuvo altas y bajas, líneas horizontales y verticales, tonos oscuros y claros. Una vez contó solo con siete manzanas para comer durante toda una semana, otra, tuvo que utilizar como lienzo la tela de un colchón viejo. Muchos años se dedico a enseñar pintura a los niños. Quizá ellos le contagiaron su libertad para hacer y deshacer, para dibujar figuras humanas con nariz pero sin ojos o con cabeza pequeña y amplia sonrisa. Expuso sus cuadros en museos y galerías de todo el mundo. Vivió en Nueva York y en Paris, pero siempre regreso a México en busca de su luz. Conoció a presidentes, reyes y reinas, a poetas, a directores de teatro, y por supuesto, a muchos pintores. Comía siempre a la misma hora, hacia ejercicio y pintaba ocho horas diarias (mas de lo que el sol tarda en bajar del cielo hasta la montaña o un niño en tomar sus clases diarias con todo y recreo). Era un hombre de hábitos pero, cosa curiosa, sus relojes de cuerda jamás marcaron la hora exacta. Al contacto con su cuerpo estos se atrasaban o adelantaban seis horas. Rufino Tamayo invento un mundo sin tiempo. Un mundo donde los colores brincan, gritan y saltan eternamente o escapan del marco que los contiene para llenar de luz a quien los mira.

2 comments:

Anonymous said...

Me gusta que dice Ud en sus ultimas lineas, sobre el mundo propio de Rufino y como los colores siguen viviendo, saltando de sus citios...

Miguel said...

Hola. Gracias por poner estas citas de Tamayo. Tenia tiempo de estarlas buscando porque las leí hace algunos años y no habia podido conseguirlas después. Por cierto, ¿puedes poner los datos bibliográficos de estas citas? Sé q son de un libro para niños q se editó en oaxaca, pero no recuerdo como se llama. Gracias y un saludo